jueves, 18 de septiembre de 2014

Oye, que yo...

Quizá sea verdad eso de que cuanto más daño te hace una persona, más la echas de menos, es algo así como estar rota y querer recomponer todas las piezas rompiéndote más. Sabiendo que no todos los trozos encajaran como antes, y que la mayoría de ellos, cortan, hasta el punto en el que llegas a sangrar. Pero aún así, pese a todo, sigues intentando recomponerte, porque sabes, que aunque corten los trozos, nada te hace más daño que tener que alejarte de alguien a quien amas, porque por mucho que digas: 'Oye, que yo te amaría, pero alguien más me está haciendo feliz' sabes que no, que no puedes creértelo. Y en ese momento, es cuando te das cuenta, cuando por fin ves, que las verdaderas cosas, los bonitos motivos, son los que, al fin y al cabo, más duelen y que por más que te aferres a alguien o a algo, después de muchos intentos, nada será como antes. 

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